Intuición es el sentir de lo presente ante uno, sin preocupaciones por el futuro, sin resentimientos ni remordimientos por el pasado, sin presiones, sin tensiones, sin aferrarse a nada, sin represiones, totalmente entregado a lo que suceda, sin importar si uno vive o muere, sin importar si uno gana o pierde, sobrevivir ya no importa más, uno se entrega al poder de la muerte, al poder de las cosas, al poder de lo eternamente presente, entregarse, rendirse, eso es intuición, la cobardía y el miedo ya no sirven, es tiempo de morir por amor a todo, es tiempo de morir para fundirse con todo.
El amor es la condición básica de la intuición, sentirse enamorado es la llave mágica que abre los misterios de la existencia, cuando estamos enamorados, nos sabemos dispuestos a morir, porque amar y morir son lo mismo: fundirse con el ser amado. El chiste es expandir nuestro sentir enamorado hacia todo cuanto este presente ante nosotros.
El arte de la intuición es el arte de ponerle nombre a los sentimientos, al sentir yo lo llamo corazón porque es donde el amor surge, pero los sentimientos no son tan simples como restringidos a amor y odio o alegría y tristeza, los sentimientos acerca de las cosas en realidad son tan complejos que la mente no los puede entender, y cuando intenta traducirlos en palabras, siempre mutila partes del sentir. Los verdaderos poetas son los maestros de ponerle nombres a los sentimientos, pero aún cuando les ponen nombres, siempre saben sin saber como, que los nombres que ellos crean (sus poemas) nunca son finales, sino simples esbozos de los sentimientos que los inundan.
Restringir nuestro amor a una persona, condena a nuestro enamoramiento a marchitarse, porque el corazón termina encadenado a las exigencias y necesidades de la persona, el corazón necesita libertad para intuir y ponerle nombre a los sentimientos. Para el corazón no es suficiente enamorarse de una sóla persona, el corazón para ser feliz necesita enamorarse de todo...