Hermoso Misterio

Hola amigo, ¿sabes? soy sólo un hombre, pero ha sido mi destino ser un explorador de los misterios de la existencia, mucha gente me ha ayudado y yo me he visto muy presionado al sentir un enorme agradecimiento hacia esa gente. No me ha sido posible pagarles, así que me he visto orillado a la necesidad de derrochar mi agradecimiento en ayudar a quien quiera que esté en condiciones de aprender. Esa es mi intención al publicar aquí mis exploraciones, esperando que a alguien le sirvan a ser más conciente y más feliz.

Ha sido mi destino ver y sentir la esencia misma de la realidad, en la interacción de mi mente, mi percepción y mi corazón, muchas preguntas han ido encontrando respuestas que nunca son finales, las palabras nunca son finales, sólo los sentimientos son finales...

Esta es la historia de mi relación con el espíritu...

Hace muchos, muchos años, era un adolescente sumamente curioso, mi Papá me había inculcado la curiosidad, el deseo de saber, el amor por el misterio de lo real, y así yo anhelaba comprender el misterio que yo sentía en todas las cosas vivas y no vivas, yo sentía aquel misterio tan bello, pero no podía pensar nada acerca de él y el sufrimiento y el miedo me obligaban a encontrar modos de sobrevivir, así que me empecé a interesar en la ciencia. Estudie acerca de todo lo que me intrigaba, sin embargo llego el momento en que me intrigué por la muerte… Una noche estaba muy enfermo, con fiebre, y en medio de mi sueño deseé saber como y que es la muerte, y de pronto ella vino a mí y se me presentó… Me visitó durante 15 años, casi todas las noches. La primera vez no supe lo que me pasaba, pero con el pasar de los años me fui dando cuenta y fui aprendiendo con una lentitud formidable, en vista de lo precaria y peligrosa que era mi situación.

Lo que ocurrió energeticamente fue que invoqué a la muerte, pero físicamente lo que me ocurría era que dejaba de respirar mientras dormía, pasaba varios minutos sin respirar… Cuando el oxigeno empieza a faltar, primero se escucha un zumbido como cuando algo explota muy cerca de nuestros oídos, después se ven chispitas como las que se ven cuando cerramos los ojos, y mientras más y más oxigeno falta, más son las chispitas, después de cierto tiempo es tanta la falta de oxigeno, y se hacen tantas las chispitas, que se funden en una sola luz que lo cubre a uno por el frente, pero esa luz ejerce una inmensa presión sobre nuestro cuerpo al grado de ser muy dolorosa.

Uno puede sobrevivir muchos meses sin comer, algunos días sin tomar agua, pero sólo unos pocos minutos sin respirar… Privarse del alimento y el agua es una técnica muy común para entrar en visión, pero privarse del oxigeno es la forma más rápida y peligrosa de entrar en visión, bastan un par de minutos y ya, pero si no se tiene una mente sólida y abierta, lo más seguro es que no se regrese...

La primera vez que entré en visión, no tenía ni la menor idea de lo que me estaba pasando, estaba muy asustado porque la luz me lastimaba mucho, porque mi cuerpo estaba dormido y no lo podía mover, y porque mi mente estaba dormida y no podía pensar… Esa fue la primera vez que mi corazón vino a mi rescate, una intuición subió desde mi corazón hasta mi cabeza, donde se transformó en palabras, y lo que decía era que si quería sobrevivir, debía empezar a pensar, y que la forma más fácil de lograrlo era repasando la tabla de multiplicar del 2, y así lo hice, como si regresara a mi clase de primaria, empecé a repetir de memoria la tabla del 2, y cuando hube terminado ¡ya podía pensar!

Entonces empecé a observar lo que me pasaba y me di cuenta de que no estaba respirando, intenté respirar forzadamente pero no podía mover un sólo músculo, afortunadamente había aprendido como hacer las respiraciones abdominales y enfoqué toda mi concentración y mi deseo de sobrevivir en mi diafragma y empecé a moverlo para arriba y para abajo, mi garganta estaba muy cerrada de modo que sólo un hilito de aire entraba a mis pulmones, pero fue suficiente para alejarme de la luz aplastante. Pero aún seguía dormido y me tenía que esforzar enormemente para poder mover mi cuerpo, lo que siempre lograba, sin embargo siempre cuando creía haber despertado, sucedía que veía mi cuarto de formas siempre extrañas, siempre era distinto y me levantaba y hacía cosas, pero después de un gran rato volvía a despertar en mi cama esta vez si totalmente.

Viví esta situación durante 15 años, fuero cientos y cientos de veces, cálculo que por lo menos fueron mil veces, quizá más, fueron 15 años de terror, de sufrimiento, de dolores físicos constantes, de soledad sin fin… Algunas ocasiones entraba en visión varias veces de modo que prefería mantenerme despierto toda la noche, durante el día me sentía muy adolorido, muy cansado, muy asustado y muy triste… Era como vivir en medio de una guerra, donde oyes todo el tiempo los disparos y las explosiones, pensando que en cualquier momento será tu fin…

Luche durante 15 años por comprender lo que me pasaba, tenía la esperanza de que la ciencia me daría una respuesta, de que me daría una cura, pero no fue así. Estudié todo tipo de medicina y no logré encontrar nada que me curara. Poco a poco fui entrando en un estado de la más profunda desesperanza, comprendí que jamás me curaría y que viviría así hasta el final, lo que se veía muy próximo… Me di cuenta de que lo único que podía hacer era ser lo más feliz que pudiese, aunque no era mucho a lo que aspiraba bajo tan terribles circunstancias.

Era tal mi resignación, que ya prácticamente jugaba a entrar y salir de la visión, hasta que una noche las cosas fueron demasiado lejos… Esa noche entre y salí de la visión tal vez unas cinco veces, pero entonces algo como una energía llegó a mi, me golpeo por un costado y se introdujo en mi, entonces mi corazón se dio cuenta de que era un mensaje, y ese mensaje subió hacia mi cabeza y allí fue cifrado en palabras que decían: “TU MUERTE ES INMINENTE”… Me quedé helado, aterrado… era tanto mi terror que no podía pensar, pero entonces mi corazón se dio cuenta de que jamás volvería a ver a mis seres queridos y me di cuenta de todo lo que habían hecho por mi, sobre todo mis Papás, me sentí muy agradecido y me despedí de ellos. Mi mente se vació nuevamente y entonces mi corazón se dio cuenta de que no volvería a ver las montañas, ni los bosques, ni el cielo, ni nada, y me di cuenta de todo el amor que yo sentía por esta hermosa tierra, y le agradecí todos los bellos momentos que viví a su lado, y me despedí. Finalmente mi corazón se dio cuenta de que había perdido mi oportunidad, había tenido en mis manos la posibilidad de aprender y realizar muchas cosas, pero que ya era demasiado tarde, porque ese era el fin, y me sentí una basura, un imbecil, me sentí tan mal por haberle fallado al espíritu, se me rompió el corazón…

Sabía que mi muerte era lo que seguía y me llené de terror, ya no tenía voluntad, estaba absolutamente vencido, ya no había nada que hacer, ya no había más pensamientos en mi mente, pero todo mi cuerpo estaba lleno de terror, percibía la energía obscura del terror vibrando en mis piernas, en mis brazos, en todo mi cuerpo, y de pronto todo ese terror empezó a moverse y se acumuló en mi garganta, creando una presión gigantesca ahí, hasta que reventó en un grito: “¡YA ESTOY MUERTO!”, todo el terror que había dentro de mi salió a través de ese grito, así mi cuerpo se relajó, mi garganta se abrió con lo que pude respirar, y yo me quedé dormido…

Con el pasar del tiempo (años) me di cuenta de que ese decreto: “¡MI MUERTE ES INMINENTE!” nos ayuda a darnos cuenta de la verdad profunda de nuestra existencia, mientras que el otro decreto: “¡YA ESTOY MUERTO!”, hace que el terror nos abandone y nos embargue una serenidad muy profunda.

Así que encontré que ambos decretos eran la cura para mi enfermedad, los repetí mentalmente minuto a minuto, día a día, durante años enteros y dejé de tener la visión, aunque en algunas ocasiones volví a tenerla, pero de formas distintas, ahora estaba listo para aprender cosas nuevas...

En una ocasión, estaba en mi sueño platicando con una amiga, explicándole todas estas cosas que les explico ahora, pero ella a quien yo considero algo seria, se empezó a burlar de mi, remedando y haciendo parodia de mis explicaciones, de mi tono serio, de mis gestos y ademanes… Yo me sentí muy sorprendido y confundido, jamás la había visto hacer payasadas, y en ese momento parecía un cómico profesional. Era tal la gracia de sus payasadas, que no sólo no me ofendieron, sino que me mataban de risa, fue tanta la risa que me caí al suelo y me revolcaba incontrolablemente. En ese instante la visión descendió sobre mí, de pronto me encontraba frente a la luz aplastante, pero no tuve ni tiempo de asustarme porque era tanta la risa que me desperté de inmediato todavía carcajeándome. La risa, sobre todo cuando uno se ríe de si mismo, es la forma más efectiva de evitar el sufrimiento…

En otra ocasión yo estaba muy enamorado de otra amiga, llevaba ya dos semanas sin verla y la extrañaba espantosamente, deseaba más que ninguna otra cosa estar con ella. Esa noche llegó a mí la visión, después de meses de no verla y me asuste porque pensé que debía hacer inmediatamente mis respiraciones, pero entonces recordé que después de mi muerte, la luz ya no me jalaba, sino que me mantenía siempre en un estado intermedio, observándola simplemente sin ningún esfuerzo de mi parte, así que me relajé y empecé a sentirme de nuevo enamorado de mi amiga, deseaba decirle cuanto la amaba, deseaba decirle lo hermoso que era para mi poder convivir con ella. Fue entonces que sin premeditación alguna de mi parte, comencé a decirle a la visión: ¡TE AMO. TE AMO, TE AMO!... Unos días después mi corazón empezó a llamarle a la visión: "el hermoso misterio"...

Al principio, yo llamaba a la luz simplemente la energía, ya que estudiaba mucha ciencia, después cuando me di cuenta de que me estaba muriendo, pues le llamé la muerte. Llego un momento en que entendí que esa fuerza, esa energía estaba conciente, así que le llamé el espíritu, y comenzó a enseñarme, o más bien comencé yo a entender sus lecciones. Finalmente cuando comprendí que había una relación afectiva entre nosotros dos, le llamé el hermoso misterio, hermoso porque mi corazón lo ama, y misterio porque mi mente jamás lo podrá comprender…

Después de haber comenzado mi relación afectiva con el hermoso misterio, me ocurre que cada vez que despierto dentro de mi sueño, siento un gran deseo de verlo, y le digo: “¡VEN HERMOSO MISTERIO, QUIERO VERTE!” y él siempre viene instantáneamente. A veces simplemente escucho dentro de mi sueño el zumbido de su presencia, y me salta el corazón lleno de amor, de deseo de verlo, y digo: ¡AHÍ VIENE EL HERMOSO MISTERIO!

Quizá te asuste pensar que hay que pasar por todas las cosas terribles que yo viví, pero no es así, tanto sufrimiento no es obligatorio, lo que si es obligatorio es el esfuerzo, el trabajo. Si sufrí tanto es porque me aferré demasiado tiempo a mis miras racionales y eso me impidió aceptar los consejos que me daba mi corazón (o mi espíritu, si tu lo prefieres), me aferré a la idea de que la comprensión científica me daría todas las respuestas, pero no fue así, la razón sólo nos hunde más en el sufrimiento; es el corazón o el alma lo único que nos puede rescatar del sufrimiento, claro que la mente existe para ayudarle a hacerlo

Noviembre 2011

Soñé con el hermoso misterio, pero me encontraba boca abajo, y sentí su presencia por abajo de mi, eso me permite concluir que no tiene relación con la presión sanguínea, ni con la fuerza de gravedad, sino que es un asunto de la estructura energética del cuerpo humano, que se abre en el momento de morir por la parte frontal

Diciembre 2011

Soñé con el hermoso misterio, al principio tuve miedo, pero pensé que tenia que aprovechar la oportunidad, así que sin pensarlo le dije que era muy bonito y le di muchos besos, me sentí muy sensual, jajaja, esto es nuevo para mi, la sensualidad es el hecho de fundir nuestra energía con otra energía, así sea la energía del universo. Al hacerlo, me di cuenta de que el dolor de la presión, cedía ante el placer de la sensualidad...

Individualidad

Es imposible crear una relación espiritual entre dos personas mientras ambas no hayan muerto, mientras uno permanezca vivo, es inevitable que luche hasta el fin por sostener su individualidad (hermandad, amistad, fraternidad, pareja, etc.), sostenerla a como de lugar, con violencia o con compasión, con extroversión o con introversión, con interés o con miedo, con egoismo o con altruismo, mientras uno permanece vivo, uno esta obligado a luchar por sostener la individualidad. No sólo es un deber, no sólo es una obligación, sino que en realidad es algo que es imposible desobedercer, ¡ES IMPOSIBLE!... La individualidad es intrinseca a la vida, es imposible la vida sin individualidad, o incluso: la vida es la individualidad misma, o la individualidad es la vida misma… Es imposible deshacerse de la individualidad mientras no se haya muerto, morir es la desintegración de la individualidad…

La individualidad nos obliga a enojarnos y actuar con violencia, la violencia proteje a nuestra individualidad de la desaparición. Hay una violencia básica cuando enfrentamos un peligro físico, pero también hay una violencia más sofisticada cuando alguien mancha nuestra reputación y nos pone en ridículo frente al público. El sentirnos humillados nos hace enfurecer y desear la destrucción de aquel que nos humilló… ¿Por qué?... ¡Ah que misterio es éste! ¡Ah que obscuro y asombroso misterio está inmerso en este instinto!...

La verdad que nadie quiere aceptar, la verdad frente a la cual todos cerramos los ojos para no verla, es que la humillación destruye nuestro sentido de ser individuales, nuestro sentido de estar separados y eso es doloroso para la mente… Nos sentimos únicos e individuales si somos diferentes a los demás, si somos especiales en medio de la multitud, si somos sobresalientes frente a la masa sin forma del resto de seres humanos y de seres vivos y no vivos… Deseamos ser diferentes, aparte, separados del todo, eso nos da sentido de individualidad, y cuando llega alguien y nos dice que somos una mierda apestosa, pues nos asustamos, porque ser una mierda apestosa es como ser un objeto insignificante y desagradable para todos, es ser parte de esa masa sin forma del resto de seres humanos y de seres vivos y no vivos…

Nuestra mente no quiere ser un objeto como cualquier objeto insignificante, nuestra mente quiere sobresalir, quiere separarse de todo aquello que la haga sentir insignificante, quiere separase del todo, quiere separse del Espíritu… La humillación es dolorosa para la mente, porque el espíritu así lo decidió de forma que el dolor obligue a la mente a aprender… Si no existiera el dolor y el sufrimiento, el aprendizaje simple y sencillamente no existiría, nada nos presionaría a buscar soluciones a nuestros problemas, porque sin sufrimiento los problemas no existirian y seríamos objetos sin vida y con un estado de conciencia muy basico…

El Espíritu inventó el sufrimiento y los problemas para que aprendieramos, esto es, para que desarrollaramos nuestra conciencia, el Espíritu inventó el dolor de la humillación para presionarnos a separarnos del todo social con una aguda intensidad… Esto no es una cuestión etica ni moral, esto es simplemente una estrategia que el Espíritu sigue para lograr lo que él desea: agudizar su conciencia (a través de la nuestra, que es suya), es como pellizcarse uno mismo para despertarse cuando se está somnoliento, si en vez de pelliscarte te haces piojito, pues de seguro que te duermes, el dolor del pellizco te despierta. El espíritu sigue muchas estrategias de dolor para agudizar nuestra conciencia (que en realidad es su conciencia), hay las formas básicas como es el dolor físico de cuando nos lastimamos por nuestros descuidos (lo que nos enseña a ser cuidadosos), pero hay modos más sofisticados en el dolor social: el dolor de la humillación, el dolor de la intimidación, el dolor del abandono, el dolor del aburrimiento…

El dolor engendra al miedo y el miedo nos obliga a separarnos de aquello que nos provoca el dolor, el dolor y el miedo nos obligan a alejarnos, a separnos, a aislarnos del todo. El dolor y el miedo nos fuerzan a acentuar nuestra individualidad, nuestra separación. El espíritu nos separa de él porque al estar sólos y desamparados, nuestra conciencia, nuestra energía interior, al verse sometida a tanta presión generada por el miedo y la incertidumbre, adquiere una funcionalidad muy compacta, no nos queda de otra, la presión nos obliga a cristalizar y eso implica que nuestra conciencia se hace más aguda y poderosa, es decir, aprendemos a sobrevivir…

Pero aprender a sobrevivir no basta, tenemos otro instinto que nos domina inevitablemente y es el instinto de la felicidad, deseamos ser felices y eso es contrario al instinto de la supervivencia, ya que la supervivencia nos aisla del todo dentro de nuestra individualidad, y la felicidad no se encuentra en la soledad del aislamiento individual, sino en la compañía del todo. Y esa compañía sólo se alcanza a través de la muerte de la individualidad: no hay alternativa, la individualidad debe morir, porque sólo cuando la individualidad ha muerto, la humillación de ser rebajado a una mierda apestosa no resulta dolorosa, sino divertida y deliciosa… ¡La humillación es diferente cuando estamos vivos que cuando estamos muertos!, cuando estamos vivos la humillación agudiza nuestra individualidad y nuestra conciencia, y claro que nos sentimos ofendidos, nos defendemos porque no queremos ser rebajados y antes que quedar ante todos como inferiores, nos vengamos y demostramos que al contrario somos superiores; pero cuando estamos muertos, la humillación nos rebaja al nivel del todo sin diferencia, de la masa sin forma del resto de los seres, de la mierda apestosa que no es nada excepto corazón y allí encontramos comunicación y compañía en ese todo de seres que es el Espíritu, encontramos afecto y diversión sin fin en el simple ser una mierda apestosa, la humillación de ser una mierda apestosa libera totalmente al corazón pero si y sólo si nuestra individualidad ha muerto.

Para el corazón es gozoso poder ser como ha sido desde siempre, un ser insignificante no sobresaliente, no diferente, no único, no especial, sino igual a todo, porque en realidad él es el todo, esa es la maravilla: nuestro corazón no es algo que esta dentro de nosotros, en realidad nuestro corazón es el todo, nuestro corazón es el universo, nuestro corazón es el Espíritu…