Este tema no es algo que yo haya elegido, este tema es algo que ha estado presentandose ante mi con mucha insistencia y que inevitablemente me he visto obligado a examinar y a entender. Mis ojos y mi corazón han visto como tantos padres abandonan irresponsablemente a sus hijos, y eso me llena de consternación y asombro: ¿porque los abandonan?
La respuesta me llego a traves de una amiga a la que quiero enormemente, el afecto que siento por ella y el deseo de ayudarla me permitieron alcanzar esta explicación.
Cuando los padres nos abandonan de pequeños (ya sea por un rato o permanentemente) nos sentimos desprotegidos, desamparados, solos, vulnerables, sentimos miedo. Eso nos hace desear tener su atención, así que crecemos deseando ser atendidos y protegidos de los peligros y la incertidumbre, y nos hacemos adultos pidiendo tanta atención como la que sentimos que no recibimos de pequeños, y estamos llenos de reclamos hacia los padres, los culpamos, los juzgamos y condenamos a la hoguera.
La forma en que pedimos esa atención de adultos es muy diversa, podemos tratar de llamar la atención de los demás embelleciendo nuestra imagen física, o podemos destacar en la escuela, en el trabajo, o en las artes, o en la ciencia, o en los deportes, o en lo que sea con tal de que los demas nos presten atención. Pero no sólo eso, sino que ademas buscamos darnos a nosotros mismos esa atención, a traves de darnos placeres, lujos, mimos, etc. Todo para sentirnos protegidos, seguros, sin peligro...
Pero entonces tenemos hijos y ¿que pasa? sucede que los hijos comienzan a exigirnos atenciones, ellos desean sentirse protegidos, seguros, sin peligro, y nos arrebatan todas esas atenciones que antes recibiamos de los demas y de nosotros mismos, ellos nos arrebatan nuestros placeres, nuestros momentos de esparcimiento y diversión, y nos vemos obligados a trabajar como esclavos para ellos, y sentimos que es injusto que ellos reciban tantas atenciones de nosotros y no nos las agradezcan y si en cambio nos reclamen más aún (cuando de pequeños nosotros fuimos desatendidos y abandonados), y los abandonamos a ellos, nos cansamos de tanta esclavitud y los abandonamos y les enseñamos a abandonar...
¿Es acaso esto algo malo? Si llenamos a un niño de atenciones, lo que ocurre es que lo sobreprotegemos, lo enseñamos a ser dependiente, a no desarrollar sus capacidades, su autosuficiencia y a necesitar estar siempre atendido por alguien, pero si lo abandonamos lo enseñamos a sentirse siempre abandonado y necesitado de atenciones. Tan malo lo uno como lo otro.
¿Que podemos hacer? En primera entender que lo importante no es la mucha o poca atención que podamos darle al hijo, sino que lo importante es la forma en la que le enseñamos al niño a dirigir su atención, si le enseñamos a dirigirla exclusivamente hacia si mismo, pues ya la regamos. El niño necesita dirigir su atención hacia si mismo para tornarse consciente de sus necesidades, y así poder sobrevivir, pero además necesita aprender a dirigir su atención hacia el mundo que lo rodea (que de grande serán sus propios hijos), para así mantenerse en comunicación y armonia con su entorno. Mas importante que dar o quitarles la atención, es enseñar a cambiar la dirección en la que se dirige la atención de forma apropiada.
Si a nuestros hijos les enseñamos a menospreciar y abusar del mundo que los rodea, pues eso haran con sus hijos, si les enseñamos a temer irreflexibamente al mundo, pues eso haran con sus hijos, si les enseñamos a obedecer sumisamente las viscisitudes del mundo, pues eso haran con sus hijos. Si abandonamos irresponsablemente a nuestros hijos, es porque queremos ir a evadirnos en nuestros vicios, ya que en vez de sentir alivio y amor junto a nuestros hijos, sentimos amargura y tedio, porque nunca nos enseñaron a amar al mundo que nos rodea, porque nunca entendimos que es todo eso que nos rodea, porque nunca nos enseñaron a comunicarnos feliz y constructivamente con nuestro mundo.
El mundo que nos rodea es como nuestro hijo, al cual deberíamos tratar con amor y ternura, con atención y responsabilidad. Pero para ello necesitamos realizar una tarea práctica que nos ayude a alcanzar semejante estado de ser, y esa tarea practica es: PLATICAR CON EL MUNDO. Mientras mas platiquemos con él, mas lo comprenderemos, mas sabremos de sus anhelos, de sus sueños, de su amor, de sus motivos, de sus actos violentos y destructivos, de su conocimiento, de su sabiduría; así que platica, platica con él hasta que se te caiga la lengua.
De esta forma transformaremos nuestras vidas y las de nuestros hijos en un proyecto hermoso y super interesante de aprender el conocimiento directamente del mundo, y tener a nuestros hijos dejará de ser una rutina para transformarse en un proyecto de aprendizaje magico y rejuvenecedor, porque nos nutriremos del mismisimo corazón de la creación, del espíritu del mundo.