Manejarse ante el Peligro

Los seres humanos nos comportamos de tres formas diferentes cuando nos enfrentamos al peligro: Una es luchando, otra es huyendo y otra es observando. Cada una de estas formas es apropiada bajo ciertas circunstancias pero inapropiada bajo otras circunstancias, esto es una regla.


1. Cuando el luchar es apropiado, se le llama valentía, pero cuando es inapropiado se le llama prepotencia imprudente.

2. Cuando el huir es apropiado se le llama prudencia, pero cuando es inapropiado se le llama cobardía

3. Cuando el observar es apropiado se le llama paciencia, pero cuando es inapropiado se le llama negligencia imprudente.

Las formas se manejan ante las circunstancias del siguiente modo:

1. Si tenemos necesidad de energía y nos enfrentamos a algo que podemos manejar, entonces lo apropiado es luchar, porque huir sería cobarde, y detenerse a observar sería torpe.

2. Si nos enfrentamos a algo mas fuerte que nosotros y ese algo necesita nuestra energía, entonces lo apropiado es huir, porque luchar o atestiguar es fatal.

3. Si nos enfrentamos a algo mas fuerte que nosotros pero ese algo no necesita nuestra energía, entonces lo apropiado es atestiguar y aprender de lo que vean nuestros ojos, porque luchar seria fatal, y huir sería cobarde y tonto.

4. Si nos enfrentamos a algo que podemos manejar, pero no necesitamos su energía, entonces lo apropiado es atestiguar y aprender, porque luchar sería prepotente y vicioso, y huir sería cobarde y tonto.

Todos poseemos estas tres formas de enfrentarnos al peligro, pero las circunstancias de nuestra infancia nos orillan a acentuar a una de ellas por sobre de las otras dos, las circunstancias de nuestra infancia hacen que nos obsesionemos con una de las tres formas de manejarse ante el peligro.

¿Que se puede hacer? primero hay que explorar nuestro pasado y encontrar el momento en que nuestra forma se hizo predominante, una vez que encontramos ese momento (que puede ser un suceso o puede ser toda una época) y lo comprendemos, aceptamos y digerimos, entonces estaremos en condiciones de acceder a las otras dos formas con total libertad.

Las formas existen porque son el medio a través del cual aprendemos y enriquecemos nuestra conciencia, y la razón para la cual siempre acentuamos una de las formas, es porque eso dificulta nuestro camino y al hacer mas difícil el camino, nos obliga a caminarlo con mas cuidado y consciencia, nos hacemos mas conscientes del camino mismo y así enriquecemos nuestra conciencia.