El cáncer es un fenómeno evolutivo y ecológico: algunas células del organismo se ven inmersas en un ambiente altamente contaminado (sustancias químicas, radiación, virus, emociones destructivas), durante un largo tiempo y hacen lo necesario para sobrevivir en ese ambiente altamente adverso. Las células pierden su natural filiación al organismo, en vista de que éste no les proporciona la protección que necesitan y mutan como lo harían las bacterias en ambientes que permanecen altamente contaminados por periodos prolongados.
En un principio pensé que las sustancias cancerígenas actuaban a forma de hormonas sobre el núcleo de las células, obligándolas a reproducirse, pero las hormonas reproductivas no cambian el código genético del DNA, el DNA nunca cambia cuando recibe la señal de alguna hormona reproductiva, sino que simplemente activa genes que forzan la reproducción de las células.
El cáncer es muy distinto a la reproducción activada por las hormonas, el cáncer implica cambio en la secuencia del DNA, el cáncer es una mutación evolutiva que ayuda a la célula a sobrevivir en un medio ambiente que permanece adverso durante un periodo prolongado (contaminación de larga duración). Me di cuenta de esto al enterarme que el cáncer más común en China es el de estómago y es producto del consumo excesivo de alimentos salados, la sal en exceso es cancerígena.
Algunas células descifran la información del ambiente adverso, lo que significa que generan secuencias de código genético que las protegen, pero además conocen las claves secretas (contenidas en el DNA del organismo) para aprovechar el uso de recursos del organismo mismo, por ejemplo el ordenar al organismo que genere vasos sanguíneos que provean de más nutrientes para el creciente tumor (angiogénesis) o la migración hacia otras partes del organismo (metástasis). Las células cancerosas han roto completamente su filiación al organismo al cual pertenecían, debido a que la contaminación del organismo mismo rompió el equilibrio ecológico, y las células del organismo actúan a modo de bacterias que al descifrar las condiciones adversas en que viven, generan mutaciones apropiadas para su supervivencia, pero además usan el conocimiento que tienen del organismo para aprovecharlo.
Contaminación prolongada es la clave del cáncer, y la limpieza, el aseo, la higiene interior, la purificación, el mantener el equilibrio ecológico interior, el mantener las condiciones apropiadas para la función armoniosa del organismo, es la forma de prevenirlo. La forma natural de limpieza interior es el agua pura, el organismo naturalmente solubiliza a las sustancias extrañas y las desecha en la orina, pero también es necesario quemar la grasa acumulada en el organismo porque ahí tienden a almacenarse los contaminantes. El malestar es el signo inequívoco de contaminación, pero se puede detectar también por el mal aliento, o el olor de la sudoración, de la orina, de las heces, y de cualquier humor.
Así que tenemos que evitar la contaminación (alimentos procesados, agua contaminada, sustancias industriales, radiación). Pero también tenemos fuentes internas de contaminación, que son los sentimientos dolorosos, la tristeza, el odio y el miedo, así que es necesaria también un buen habito de limpieza emocional. Desconozco si es posible revertir el avance del cáncer, pero si el cáncer es la adaptación evolutiva a un ecosistema contaminado, podría ser que al eliminar la contaminación, las células mutantes ya no encuentren las condiciones a las cuales se adaptaron y no puedan sobrevivir más.
El cáncer es resultado de nuestra insensibilidad y falta de atención y respeto a las señales de alerta y sufrimiento que nos da nuestro propio cuerpo. Es un acto de rebeldía por parte de nuestras células, frente a un organismo que no les dio la protección que necesitaban para poder colaborar con él. Por eso lo mejor que se puede hacer es ponerle al cuerpo la atención que siempre ha reclamado y nunca le hemos puesto:
Busquemos algún lugar solitario y cómodo, donde podamos sentarnos o recostarnos, respiremos lenta y profundamente mientras ponemos nuestra atención en alguna parte de nuestro cuerpo, quedémonos observándolo un largo rato y después observemos otra parte de nuestro cuerpo, hagamos esto hasta que hayamos explorado todo nuestro cuerpo; este ejercicio nos entrenará para que en cualquier momento podamos sentir y escuchar los reclamos de nuestro cuerpo y en ves de dedicarnos a pensar en trivialidades evasivas, nos ocupemos de lo que es realmente importante, que es el bienestar de nuestro cuerpo.